Volver a la infancia; habla sobre los niños que nacieron en las barracas de la calle Francisco Alegre, en la montaña pelada, lo que hoy se conoce como Parc del Guinardó y que en las décadas de los cincuenta-setenta aglutinaron a unas trescientas familias. Intenta a resguardar la memoria histórica de estos lugares, en los que aún se pueden rastrear los grupos vecinales. Sobre todo, recoja la memoria de quienes nacieron allí, chicos que hoy tienen entre cuarenta y cincuenta años y que han visto cómo sus lugares de infancia han desaparecido del mapa.

Volver a la infancia se convierte en una secuencia lacrimosa para los niños que nacieron en Francisco Alegre, de Barcelona. Sus casas, sus asaderos, las cunas de sus zonas de juego se han borrado del mapa. En el fondo, es como si no hubieran tenido infancia. Primero las excavadoras hincaron sus tenazas, echando paredes ladera abajo, como un carnero cerril que empuja con su peso todo el dolor del mundo; luego les quitaron las palabras, las referencias geográficas, geodésicas, el nomenclátor de su entorno. Y luego, poco a poco, el recuerdo se fue apagando, a falta de un soporte sólido que lo retuviera. Pero el recuerdo es volver al corazón. Volver a casa. Volver a la barraca.